Elementos de la Policía de Investigación realizaron una orden de cateo para rescatar a cinco burras, las cuales eran explotadas y se encontraban en situación de abandono, señaló la Fiscalía General de Baja California.
De acuerdo con la dependencia, los animales eran pintados como cebras y exhibidos en la céntrica avenida Revolución de Tijuana, donde se ofrecía a los turistas tomarse fotos con ellas a cambio de un pago económico
“El pasado 6 de junio, un agente investigador constató los hechos denunciados, siendo informado por vecinos de la zona que al lugar llegaba una persona del sexo masculino por los animales y se los llevaba a trabajar a la avenida Revolución y que, después de varias horas, los regresaba y dejaba encerrados en el citado predio.
“Al llegar al lugar, se confirmó que las cinco burras cebra se encontraban sin agua, con aparentes hongos en la piel y desnutrición.
Tres se encontraban en corrales, una atada a una barda en construcción y la quinta dentro de un cuarto de lámina completamente cerrado y oscuro”, detalló la dependencia
De acuerdo con las autoridades, las burritas serán valoradas por un médico veterinario para, posteriormente, ser llevadas a un lugar donde serán atendidas debidamente y podrán vivir en libertad.
El burro-cebra, un símbolo de Tijuana
La imagen del burro-cebra es, quizá, la más icónica de Tijuana.
Los primeros datos históricos señalan que la idea nació casi a la par de la ciudad, en 1889, aunque las primeras fotos conservadas datan de la década de 1910.
Cuenta la leyenda que, a finales del siglo 19 y principios del 20, cientos de estadounidenses cruzaban la frontera buscando la típica foto con sarape, sombrero y un burrito en una ciudad que se encontraba en pleno crecimiento.
Sin embargo, el típico color gris de los asnos no resaltaba mucho en las fotos en blanco y negro.
A alguien se le ocurrió que una buena manera de hacerlos protagonistas de las imágenes sería pintarles rayas oscuras, y así nació el famoso burro-cebra de Tijuana,
omnipresente en playeras, tazas y souvenirs que se pueden conseguir en la céntrica avenida Revolución, donde hasta hace no mucho decenas de personas esperaban junto a sus burritos para que los turistas se tomaran la foto.
Sin embargo, la popularización de las cámaras fotográficas de los celulares y una mayor conciencia sobre el maltrato animal, ha hecho que esta actividad vaya en franco declive en las calles tijuanenses.
Actualmente, ya solo queda un puñado de burro-cebras esperando pacientemente en el mismo lugar de hace más de 100 años, protagonizando algunas fotos que se llevan como recuerdo quienes pasan por la frontera más transitada del mundo.