Son jóvenes, se han formado en nuevas tecnologías y sus conocimientos son codiciados por las empresas en un mercado laboral cada vez más atravesado por la digitalización.
Y no van a trabajar en una sola empresa como hicieron sus padres.
Si algo no les gusta —salario, conciliación, localización, presencialidad—, pues se cambian de organización”.
Mientras que las empresas se quejan de las dificultades para atraer y fijar talento, los trabajadores señalan que migrar de compañía es la única manera de mejorar sus condiciones laborales y ascender.
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“Se ha acabado el trabajo de por vida”, afirma el subdirector de la Fundación Máshumano, que ayuda a las empresas a transformar sus modelos de trabajo;
en su lugar se prodigan estos nuevos empleados que tanto abundan en el sector tecnológico, “los turistas laborales”, “trabajadores que no quieren permanecer en una sola empresa durante toda su vida laboral.
Creen que en un mundo inestable, la única estabilidad es uno mismo, y eso lo proporciona el vivir distintas experiencias en diferentes empresas, proyectos, roles, funciones…”, explica.
Carlos Cuadra (Antequera, 35 años) es desarrollador de software.
En los siete años que lleva trabajando en la industria tecnológica, cuenta que ha cambiado de empresa “siete u ocho veces”.
Para Cuadra, esta es “la única manera de ir mejorando las condiciones laborales”, aunque reconoce que es un sector en el que se cobra bien.
En la misma línea apunta Roberto Caselles (Málaga, 34 años).
Para este desarrollador backend —cuyo trabajo consiste en conectar páginas web con servidores de datos—, el sector está en un buen momento, pero los viajes laborales también se explican por la poca implicación de algunas empresas con sus trabajadores:
“Muchas veces la lógica es: no voy a invertir dinero en un trabajador sénior si puedo tener a cinco chavales que acaban de salir de la carrera y con un poco de formación sacan el trabajo”, apunta.
Son jóvenes, se han formado en nuevas tecnologías y sus conocimientos son codiciados por las empresas en un mercado laboral cada vez más atravesado por la digitalización.
Si algo no les gusta —salario, conciliación, localización, presencialidad—, pues se cambian de organización”.
Mientras que las empresas se quejan de las dificultades para atraer y fijar talento, los trabajadores señalan que migrar de compañía es la única manera de mejorar sus condiciones laborales y ascender.
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“Se ha acabado el trabajo de por vida”, afirma el subdirector de la Fundación Máshumano, que ayuda a las empresas a transformar sus modelos de trabajo; en su lugar se prodigan estos nuevos empleados que tanto abundan en el sector tecnológico, “los turistas laborales”, “trabajadores que no quieren permanecer en una sola empresa durante toda su vida laboral.
Creen que en un mundo inestable, la única estabilidad es uno mismo, y eso lo proporciona el vivir distintas experiencias en diferentes empresas, proyectos, roles, funciones…”, explica.
Carlos Cuadra (Antequera, 35 años) es desarrollador de software.
En los siete años que lleva trabajando en la industria tecnológica, cuenta que ha cambiado de empresa “siete u ocho veces”.
Para Cuadra, esta es “la única manera de ir mejorando las condiciones laborales”, aunque reconoce que es un sector en el que se cobra bien.
En la misma línea apunta Roberto Caselles (Málaga, 34 años).
Para este desarrollador backend —cuyo trabajo consiste en conectar páginas web con servidores de datos—, el sector está en un buen momento, pero los viajes laborales también se explican por la poca implicación de algunas empresas con sus trabajadores:
“Muchas veces la lógica es: no voy a invertir dinero en un trabajador sénior si puedo tener a cinco chavales que acaban de salir de la carrera y con un poco de formación sacan el trabajo”, apunta.
Esta rotación se situó en 2022 en una media anual del 17%.
La causa principal del cambio de empresa fue la búsqueda de mejores oportunidades en otras compañías o sectores (77,2%), según un estudio de Randstad.
Razones similares a las del sector tecnológico, aunque el salario medio se sitúa en 44.000 euros anuales, según la firma de selección Prosperity:
el sueldo seguido de la búsqueda de progreso profesional y la posibilidad de trabajar 100% en remoto son los principales motivos.
Pero Cuadra apunta que el dinero no siempre es el detonante:
“Algunas veces estás en un proyecto, ves que no puedes hacer mucho más y te cambias a otro”, explica.
“En el último cambio no he valorado tanto el salario sino la empresa.
Yo siempre había estado en consultoras, en empresas grandes, pero me ofrecieron irme a una start-up.
Me motivó el ambiente de trabajo que había y eso fue lo que prioricé”, cuenta sobre su cambio más reciente, en octubre.
Este ambiente de dinamismo, en el que abundan las ofertas, tiene también una parte negativa. “Como saben que te vas a ir, la mayoría de las empresas tratan de exprimirte todo lo posible”, apunta Roberto Caselles.
Él, al igual que Cuadra, priorizó el buen ambiente de trabajo sobre el salario en su último cambio de empresa.
Para Pereda, la realidad laboral ha cambiado, ya sea porque en algunos sectores las posibilidades de empleo permiten viajar de un puesto a otro o porque la precariedad lleva a una búsqueda constante de mejores oportunidades.
“La gente va y viene, es una nueva forma de vivir”, concluye.
Alta rotación
En general, las ramas profesionales que presentan peores condiciones laborales son las que más sufren esta volatilidad en el empleo, siendo la hostelería y las actividades inmobiliarias las que encabezan los rankings con un 63,7% y un 44,8% de rotación, respectivamente. Pero en el sector digital el análisis es más complejo.
Según la directora general de Experis, Myriam Blázquez, hay dos factores que explican la volatilidad laboral en los perfiles tecnológicos.
El primero es el dinamismo y la constante evolución técnica en asuntos digitales, que obliga a una formación continua.
“Los perfiles que eran válidos hace cinco años ahora no lo son”, explica. El segundo es la horizontalidad del fenómeno.
“Casi todos los puestos de trabajo van a tener siempre un componente digital porque la tecnología es transversal a todas las posiciones”. Hay muchas más oportunidades laborales, pero el sistema educativo va a remolque de la demanda.
Blázquez cuenta que la franja de mayor movilidad se da entre aquellos empleados que tienen entre 3 y 10 años de antigüedad acumulados.
En el caso de Débora Vidal (Gijón, 34 años), el motivo para permanecer en la compañía donde trabaja desde hace nueve años es el “buen ambiente de trabajo”.
Pero esta ingeniera eléctrica no descarta un cambio de compañía “en un futuro cercano” porque en las ofertas que le llegan los salarios base están en el mismo rango que el suyo.
Sea una filosofía vital, inconformismo, escasez de perfiles o necesidad de los trabajadores de mejorar las condiciones laborales, la realidad es que, de acuerdo con las estimaciones que hacen las empresas de recursos humanos, el nivel de rotación media en España seguirá aumentando.
“Son unas reglas del juego que tenemos que saber jugar.
De la misma manera que hay rotación y se te va gente, tú puedes generar las condiciones para atraer a gente nueva”, concluye Blázquez.